Las manos agrietadas son un problema dermatológico y estético que sufren muchas personas y que está ligado a distintos factores, tanto ambientales como al exceso de higiene. Cuidar las manos es un hábito imprescindible para no perder sensibilidad, movilidad, calidad de vida e impedir que la sequedad de las manos se prolongue a patologías más graves.
Por fortuna, mantener estas estructuras corporales en un buen estado de salud, y también estético, es sencillo. Basta con hidratarlas suficientemente, sin excederse en su higiene, y adaptar su tratamiento en función de la estación del año y las necesidades particulares.
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¿Por qué se agrietan y se secan las manos?
Las manos son la parte del cuerpo que más se utiliza. Con ellas se realizan todo tipo de acciones, y la que mayor contacto directo con agentes externos tiene, sin ninguna protección. Esto hace que seanmás sensibles a los factores externos, especialmente las bajas temperaturas.
Con las manos se da una circunstancia ilógica: a pesar de que son zonas del cuerpo que se usan con mucha frecuencia, no se cuidan lo suficiente. El frío es un agente externo que cuartea y agrieta las manos, pero esto también ocurre con algunos productos de limpiezae incluso con el exceso de higiene.
Lavarse las manos con mucha frecuencia, con el uso de productos desinfectantes y jabón que eso conlleva, implica hacer desaparecer los aceites naturales de la piel. Si ese aseo de manos es muy frecuente, no hay suficiente tiempo como para que se regeneren las defensas naturales y el resultado es un daño irreversible a la flora bacteriana que habita en la piel y mayor desprotección.
Con el frío sucede un fenómeno similar. La sequedad no es tanto por las bajas temperaturas, sino por los cambios bruscos de temperatura que se dan en ambientes interiores y exteriores. La combinación de temperaturas más cálidas con condiciones más frías elimina la hidratación natural de la piel, dejándola más seca, áspera y con tendencia a agrietarse.
¿Qué problemas pueden causar las manos cuarteadas?
Tener las manos agrietadas es un síntoma de un pobre cuidado de la piel en estas zonas. La consecuencia más grave de este fenómeno es que se desarrolle un eccema, un proceso de hinchazón de la piel caracterizado por sequedad y comezón. El resultado de toda esta situación es sensación de dolor y picazón.
A medida que la piel se reseca es más complicado que vaya reteniendo la humedad que necesita y esto actúa retroalimentando el proceso. Los efectos pueden ser pequeñas grietas hasta episodios más graves, con escamas, enrojecimiento, irritabilidad y pérdida de sensibilidad. La persona que sufre estos problemas debe actuar frente a ellos para no perder movilidad, calidad y no derivar en afecciones más graves.
¿Cómo poner freno a las manos agrietadas?
El cuidado de manos se consigue con pequeños hábitos en el día a día que no requieren una gran inversión económica o de tiempo. Así, lavar las manos de manera habitual con agua tibia y jabón neutro, aunque sin excederse, es una práctica muy recomendable.
En los momentos de limpieza, cuando se usan productos abrasivos e irritantes, se debe hacer uso de guantes de protección que evitan el contacto directo con esas sustancias químicas. Y hablando de guantes, ya hemos visto cómo el frío puede afectar a la salud de las manos. Así, un buen remedio para poner freno a la deshidratación cuando cae el termómetro es usar guantes de lana.
En casos ya muy avanzados de agrietamiento, la solución pasa por usar productos exfoliantes y cremas que hidraten tanto por fuera como por dentro, con aplicaciones humectantes. Muy relacionado con esta práctica está la de tomar mucha agua y alimentos como frutas y verduras, que hidratan el organismo.
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En caso de que ninguno de estos consejos resulte eficaz, el siguiente paso a seguir será acudir al dermatólogo, que estudiará a conciencia el caso para determinar cuál es el tratamiento a seguir. Por lo general se suelen sufrir dermatitis atópica o de contacto, problemas a los que hay que poner remedio cuanto antes para evitar complicaciones mayores.